Ayer celebramos el Día de la Madre por adelantado con un taller muy especial de la mano de Casa Maricruz, un proyecto que nos encanta y con el que compartimos muchas cosas: el gusto por lo hecho a mano, por los objetos únicos y por los momentos compartidos. Casa Maricruz es un espacio de creación y comunidad que gira en torno a la cerámica, donde cada pieza se convierte en una excusa para reunirse, crear y celebrar.





Nuestra directora creativa, Cris, fue la encargada de impartir este taller de pintura sobre barro cocido, en el que juntas decoramos unos jarrones de barro de Puente del Arzobispo. Estas hermosas piezas traían consigo su propia historia: un pequeño error de medición había dejado a Casa Maricruz con 100 jarrones sin esmaltar, que ahora cobran una segunda vida a través de esta colaboración. Nuestras invitadas tuvieron la oportunidad de transformarlos con sus propias manos, añadiendo color, emoción e intención a cada pincelada. En Romualda, nos gusta pensar que somos expertas en convertir pequeños accidentes en algo realmente bonito.



La idea era sencilla y preciosa: volver a regalar con las manos, como cuando éramos niñas. Cada invitada pintó su propio jarrón, con trazos personales, colores alegres y mucho cariño, para sorprender a su madre este domingo con una pieza única y hecha desde el corazón.





