Amelia García

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Amelia Garcia
Amelia y yo nos conocimos en un curso de marmoleado en Ruda Studio en Madrid. Yo ya me había adelantado y le había escrito para ver si existía la posibilidad de marmolear en tela, y aprovechando la ocasión de marisabiondilla de clase, me imagino que le pregunté qué papeles extras llevar para sacar el máximo partido al curso del próximo sábado.

Me quedé asombrada de su arrolladora personalidad, su profesionalidad y sus conocimientos sobre la técnica. Pasamos el día aprendiendo y creando junto con el resto del curso y aprovechamos para hacer las pruebas sobre la tela :) Después del curso solo podía pensar en marmoleado, cerraba los ojos y veia las manchas bailando, moviéndose y abriéndose, combinaciones de colores e infinitas posibilidades de gotear, peinar… no pude quitármelo de la cabeza en unos dias.

Acabábamos de empezar la marca y me dió una gula horrible desarrollar la hipnótica técnica que me había dejado hipnotizada y hacer una colección de sombreros utilizando esta técnica. Sabía que esto era complicado… La preparación de la tela y de los materiales era de aupa, pero nada nos paró…

Después de cientos de llamadas, emails y consultas artísticas y logísticas varias, Amelia vino a Madrid con sus conocimientos mientras preparábamos el estudio en Madrid: cmc, pinturas textiles, hiel de buey, material para alumbrar las telas, bidones varios y de varios tamaños, cubetas varias, (una que tuvieron que hacernos a medida de la tela…
Enfín, un movidón enorme estabamos montando ya antes de empezar. Mientras tanto, también estábamos acabando la obra de nuestro showroom y estudio de pintura y acondicionandolo para optimizar al máximo los procesos.

Todavía seguían trabajando los obreros y estaban de arriba para abajo el único día que pudimos trabajar antes de que explotara la pandemia… Pero una es precabida y nadie la para de trabajar, y dos, ¡menos! con las ganas que teníamos de mancharnos y hacer locuras nos escapamos a Asturias antes de que el mundo se apagara y cerrara durante los meses de la crisis santitaria.

Viajamos a casa de mis padres en Asturias, llevando una furgoneta repleta de todo lo necesario que estuviera en nuestras manos en ese momento para poder producir la colección de sombreros marmoleados.
Recuerdo la primera noche, muy asustadas y desconocidas entonces, mirabamos el fuego y Amelia me dijo “joe podrias matarme esta noche, en verdad no nos conocemos de nada”… le dije algo como: si, podría pero no antes de marmolear cientos de metros..” Nos hicimos amigas desde entonces.

Pero esto no es una historia solo de amistad sino de arte y de creación. Estuvimos metidas en el garaje durante toda la pandemia, madrugando y pasando fines de semana trabajando, hasta pedímos materiales para poder tintar las telas de los forros, por aquel entonces estaba todo cerrado y queríamos darle color al reverso de los sombreros. Con un curso de domestika, a los pocos dias encargamos unos tintes compuestos de curcumas, cochinillas y otras plantas que trituramos, cocimos, sumergimos y con las que tintamos otras decenas de metros de algodón.

Este es un resumen de los meses que pasamos juntas.

Tenia que poneros en contexto antes de enseñaros esta nueva maravilla que hemos hecho juntas…

 

Háblanos un poco de ti, tus estudios, tu trayectoria...

Nací y crecí en los años pre internet en Murcia y, aunque teníamos tele, mi hermano mayor siempre me quitaba el mando así que no me quedó otra que desarrollar la imaginación. De niña fui muy inquieta, pintaba mucho, hacía fotos con las cámaras de mi padre y mi programa favorito era Art Attack.

Siempre tuve claro que quería estudiar Bellas Artes, pero ya de adolescente la ciudad se me quedó pequeña y cuando terminé el instituto preferí elegir una carrera que no estuviera en Murcia para poder salir y vivir fuera. Así es como acabé estudiando la Licenciatura de Comunicación Audiovisual en Valencia, donde aprendí mucho cine, hice muchos amigos y combiné mil y un trabajo en tiendas de ropa y cadenas de fast food para poder viajar.

En el último año me fui de erasmus a Polonia porque teníamos un convenio con una Universidad de Bellas Artes y así me redimí un poco. Allí experimenté con el videoarte y con las técnicas tradicionales de animación como la rotoscopia, a la que dediqué mi proyecto final. Muchos fines de semana me escapaba a Berlín, que estaba muy cerca y lo recuerdo como uno de los mejores años de mi vida, siendo muy precaria, muy libre y capaz de todo.  A la vuelta me fui a vivir a Madrid y estudié Diseño y Fotografía en el IED, encontré en el papel el soporte ideal para mis fotos y me embarqué en el mundo del Fotolibro. Eso me conectó con la encuadernación y a su vez con el marmoleado. Con los libros cofundé una editorial independiente, asistí a un montón de ferias e incluso gané algún que otro premio.

 

Tu día a día… tus inquietudes, tus referencias… tus sueños...

Mi día a día a cambiado bastante desde que tengo a Elio. Todavía es pequeño y se centra mucho en él, ahora mismo mi vida es un poco sobrevivir, apagar fuegos y work work work.

En mis ratos libres siempre estoy buscando cosas nuevas que estudiar o aprender y pienso mucho en retomar mi oposición como ayudante de museo.

En el futuro me encantaría poder combinar lo que hago con un trabajo creativo que me permitiera viajar y conocer a mucha gente. Incluso no me importaría vivir en otra ciudad o salir una temporada fuera de España. Estar en el Estudio es genial, pero a veces se me hace un poco solitario. Mis referentes están en fuentes de arte muy distintas, obviamente me gusta muchísimo la moda, el diseño, la arquitectura o el cine. Pero también mis referentes son mis amigas artistas, creadoras, madres, independientes y luchadoras por conseguir sus sueños. Ole todas ellas!

 

Como ha sido tu experiencia de trabajar con Romualda :)

Va a sonar exagerado pero los sombreros de Romualda dieron un giro a mi vida. Para empezar, era la primera vez que iba a pintar en tela y no en papel y, además, ¡en esas dimensiones de tela! Estuvimos varias semanas previas planificando todo, eran muchas cosas y Cris había confiado en mi. Me fui a Madrid y me recibieron en su Estudio como una más incluso celebramos mis 30 juntos. La pandemia amenazaba así que a Cris se le ocurrió la idea de escapar a Asturias, yo no había ido nunca, y aunque no conocía mucho a los Romualdiños y tenía miedo por el virus y mi familia, no lo dudé y me fui con ella.

Obviamente no me equivoqué, Cristina no era una asesina en serie si no una artista increíble y mejor persona. Pasamos semanas de pandemia pintando y escuchando a “La Weyes Blood” y a Nathy Peluso. Me sentí súper afortunada de poder estar encerrada haciendo lo que me gusta, obviamente siendo súper consciente del horror, pero intentando sacar la parte positiva y el máximo partido de una situación que iba en nuestra contra. Nuestra actitud era, si el mundo para, nosotras no. Fui muy feliz, los sombreros quedaron increíbles y gané una amistad para toda la vida.

 

Como ha cambiado tu vida la llegada de Elio, tu manera de ver el mundo y de crear

Elio ha sido la revolución. Él me hace evolucionar cada día, mutar, mejorar y a ver el mundo diferente. No solo me ha cambiado la visión que tengo sobre el arte sino también sobre la vida e incluso sobre mí misma. Antes me fijaba más en lo estético o funcional de las cosas, Elio me ha enseñado a entender el arte como herramienta (súper útil) de aprendizaje, todo es sorprendente, veo otra lectura en cosas cotidianas, convierte todo en un juego y le da a la vida otro sentido.

 

¿Cómo empezaste con estas técnicas mágicas de marmoleado/ encuadernación y por qué? ¿Ves relación entre ellas?

¡Por supuesto! Primero vino la encuadernación. Empecé en 2015, esto fue en la época que llegué a Madrid y empecé a editar mis Fotolibros. Sentí la necesidad no solo de diseñar el interior de las páginas si no también de la cubierta, elegir los materiales y en definitiva hacerlo yo misma con mis manos. Me acuerdo que pasé por la puerta de un taller de encuadernación que está en la calle de las Fuentes y allí me recibió María Manso. María se convertiría no sólo en mi profe si no también en mi Madre de Madrid y en un referente como encuadernadora, maestra y persona. Después ella montó su propio taller El Taller del Libro, que está en la calle Calvario y allí estuve hasta 2020 que me fui de Madrid.

El marmoleado vino de la mano de la encuandernación, en el taller descubrí un mundo de libros antiguos, me hice socia de la Biblioteca Nacional y me enamoré de los papeles de aguas de las cubiertas. En el taller de María conocí a Montse Buxó, la mejor pintora de papeles marmoleados del mundo entero. Hice algunos cursos de marmoleado y empecé a pintar por diversión, desde entonces no he parado recibiendo encargos e impartiendo talleres. Aunque el marmoleado es una técnica históricamente ligada a los libros, hoy en día podemos encontrarla en multitud de soportes y con formas y colores más contemporáneos.

 

¿Cuál es el trabajo del que te sientes más orgullosa? ¿En qué estas trabajando ahora?

Me cuesta un poco estar orgullosa de mis trabajos porque soy muy perfeccionista y cuando están terminados siempre pienso que podrían estar mejor. Aunque de esto hace ya bastantes años, le tengo mucho cariño a Querido, el primer Fotolibro que me atreví a publicar.Obviamente hoy en día Querido sería muy diferente, pero lo veo muy auténtico y le puse mucha alma.

Siempre llevo varios proyectos en danza, algunos personales y otros para marcas y encargos pequeños. Ahora mismo acabo de cerrar una serie de marmoleados que voy a lanzar por el día de la madre y que se llaman La Mère pero también estoy preparando un taller con cervezas Alhambra para abril y una colaboración con un cliente muy chulo que saldrá en verano.

 

Háblanos de tus procesos de creación...

No tengo una fórmula exacta, siempre es algo que no espero lo que enciende la chispa de la idea, puede ser cualquier cosa. Desde una conversación, una frase que he leído en un libro o una visita al jardín botánico. También funciona como catarsis, como liberación o forma de expresión de algo que necesito soltar.

Después le busco un sentido, me gustan los proyectos que tienen detrás una historia, que transmiten una idea, que tienen discurso y significado.

Le doy forma y color a esa idea, me encierro, hago mil paletas de color hasta que doy con los tonos que representan lo que quiero decir. En el agua no se ven los colores igual que en el papel, tampoco si se abre o se cierra mucho la tinta así que a menudo tengo que hacer varios descartes hasta que algo se parece a lo que tengo en mi cabeza. Esto suele ser un proceso largo e introspectivo, pero cuando encuentro el camino después es muy liberador y puedo estar inmersa en ese proceso de pintar y pintar durante días.

 

También eres una profesora y fotógrafa estupenda, ¿de dónde viene esto?

Mi padre es profesor y fotógrafo y siempre nos ha transmitido su pasión. Realmente más que fotógrafo es mago e ilusionista.

Uno de los primeros recuerdos de mi vida está relacionado con esto, yo era muy pequeña y recuerdo que en casa mi padre bajaba una persiana y poniendo un tope convertía habitación en una cámara oscura. Podíamos ver el exterior de la calle dentro de nuestro cuarto y como vivíamos en un primero veíamos a las personitas caminando por el techo y todo del revés, porque así es como funciona el principio de la fotografía, eso me marcó profundamente.

También recuerdo que en casa teníamos dos baños y uno de ellos mi padre lo convirtió en Laboratorio de fotografía, mi madre se enfadó mucho, pero a nosotros nos fascinaba y hacíamos fotos y revelábamos en casa con él.

 

¿Cuál es tu bien mas preciado?

Tengo la suerte de vivir en la casa que era de mi abuela. Mi abuela, que también se llamaba Amelia, Amelia Máximo, era pianista y tenía mucho estilo. Aunque muchas cosas ya no están aquí todavía permanecen algunos objetos suyos (¡y de mi bisabuela!) como partituras, cajas con cositas o libretas con notas. Hay una en concreto que es de mis favoritas que pone “Por un año lleno de horas buenas”. Para mí estos objetos son amuletos, siento que la energía de mis antepasados me protege y me recuerdan de donde vengo.

 

¿Qué música te pones para trabajar?

En el Estudio suena de todo. Tengo días muy de Chick Corea, The Dave Brubeck Quarter, Bebo Valdés o Buena Vista Social Club. Pero otros de Rosalía, Ralphie Choo, Gold panda, Soko, Sigur Ros…También me flipa Patty Smith o Leonard Cohen, aunque últimamente suena mucho la vaca loca y el lorito tete xd.

 

¿Cual es tu estampado favorito de la colección de Jugo y por qué, y tu prenda?

Es muy difícil elegir, pero me encantan los Adros, Ritos y las Vayas. Me parece una genialidad que con “simples” horizontales y verticales hayáis sido capaces de crear algo tan bello y con tanta profundidad. Soy muy fan del menos es más.

Me gustan mucho los vestidos Assilah y Essaouira porque son prendas que te transportan y te hacen soñar. Más que ropa lo veo como piezas de arte que te pones y te sientes levitar. A mi me pasa que según que llevo puesto me transmite distintas energías y esos vestidos los veo muy especiales. También me encantan los Amalfi y el Fiji porque son super japo y me parecen muy cómodos y prácticos para el día a día.

 

¿Cuál o cómo sería el sombrero de tus sueños?

Siempre he pensado en los sombreros como vanguardia o algo rompedor. Piensa que, en una ciudad como Murcia, llevar sombrero es de ser un bicho raro, de querer llamar la atención. Para mí los sombreros están relacionados con la fantasía, los he visto en personajes de cuentos como El sombrerero de Alicia, Willy Wonka pero también en los personajes históricos y en el arte. Hace poco escuché una historia sobre el ave del Paraíso que lleva Baltasar en su turbante en un cuadro de Rubens y eso me hizo también pensar cómo se utilizaba el sombrero para comunicar y para contextualizar algo de la época. No sé cómo sería el sombrero de mis sueños, pero definitivamente tendría que ser algo con mucha magia. Últimamente hago mucho lo de llevar algo a juego con Elio así que sería genial tener un sombrero a juego con él <3

 

También cualquier otra cosa que te apetezca

Lo único que puedo añadir es gracias por hacer las cosas tan preciosas que hacéis y por confiar en mi y en mi trabajo. Es muy bonito que marcas con tanta proyección apuesten por el trabajo de pequeños artesanos, por procesos manuales y den prioridad a la calidad y a la sostenibilidad. Pero sobre todo enhorabuena a vosotras porque detrás de esta marca tan grande hay mujeres más grandes todavía.


GRACIAS QUERIDAAAAAAA

Gracias a vosotras, sois lo MÁS!!!!!!!!